Algunos datos de ficción:
- En las novelas de George R. R. Martin (“Una Canción De Hielo Y Fuego”), Astapor tenía 8.000 soldados “Unsullied”.
- Una población humana puede sostener 2-5% de fuerzas militares, en general (por eso siempre la línea de suministros o el saqueo eran de vital importancia).
- Entre Astapor y Meereen se calcula un total de 100.000 a 120.000 esclavos.
- Las poblaciones de Yunkai, Astapor (donde Daenerys Targarien libera a 80.000 esclavos) y Meereen suman alrededor de 1’000.000 de habitantes.
- Westeros, el continente rival tiene 40 millones de habitantes.
Cuando Daenerys Targarien libera los esclavos en Yunkai y Astapor, los señores de Meereen se preocupan por “la economía” de Meereen y las ciudades vecinas.
Igual que el socialismo y los impuestos, la esclavitud ha intentado justificarse con argumentos utilitarios.
La pregunta “¿Quién recogerá el algodón?” de los esclavistas es muy fácil de responder: los empleos menos disfrutables y/o más riesgosos -es decir, más distancia entre medios y fines, dice el economista Guido Hülsmann– serán mejor recompensados en los mercados.
Para que alguien trabaje en un pozo petrolero lejos de su familia -o sin poder formar una estable- no son necesarios esclavos.
Lo mismo recoger la basura, instalar antenas o hacer trabajos de limpieza en las alturas.
Siempre que haya pocas trabas para emplear (códigos laborales modernos), habrá pleno empleo y una “prima” por riesgo/desgaste para ciertos oficios.
La esclavitud no es y nunca ha sido justa -salvo en reparaciones de guerra pero la heredabilidad de la esclavitud le hace problemática de todos modos- pues la voluntad humana es inalienable.
Nadie puede “venderse como esclavo” (ver debate Rothbard/Hoppe vs. Block, en el cual me sitúo firmemente con Rothbard y Hoppe).
La esclavitud no es más rentable -incluso solo enfocándonos en los números- que los mercados pues es una relación de baja capitalización personal.
Cuando el otro es un medio y no un fin, se trata como un “leasing” (arrendar y depreciar algo ajeno) su cuerpo. Por eso los esclavos morían temprano, sobre-trabajados y desgastados.
Como consecuencia hay una sociedad menos educada, inversionista en cultura y educación (pues ya no es para ella ni los esclavos en general, salvo notables excepciones, iban a hacerlo al estar desmotivados –locus externo de control in extremis) y en oficios y artes.
En suma, mucho menos valor agregado cultural y material en cada generación.
(De hecho en otro correo ya mencionamos que los patricios romanos frenaron la innovación porque así evitaban la movilidad entre clases sociales).
La confiscación de la vida de otros reduce el número de capitalistas personales, es decir, gente invirtiendo en sí y en su linaje a futuro.
Algunos datos del mundo helénico (Grecia clásica):
- En cierto momento había un esclavo por cada 2 o 3 ciudadanos libres.
Eran botín de guerra. - No tener esclavos era signo de pobreza.
- No siempre era lo peor (había peores oficios y tratos).
- Muchos trabajaban encadenados en las minas.
- Los más desgraciados eran los ilotas.”Los ilotas ocupaban una situación muy inferior a la de los periecos y de los homoioi, y estaban considerados como originarios de Mesenia, en el suroeste del Peloponeso. Eran esclavos públicos, propiedad del Estado espartano, y formaban parte integrante de los bienes rurales de los espartanos, también conocidos como los homoioi.” – Wikipedia (que sí, sirve como fuente primaria/”primer”, nunca como fuente definitiva).
Algunos datos de hoy:
- A nivel mundial, en 2015 se estimaba que hay 27 millones de personas tratadas como esclavos, a pesar de que en ningún país es legal.
- El 75% de los esclavos es de sexo femenino y más de la mitad son niños.
- En Estados Unidos hay más de 10 mil esclavos, los que son invisibles para la sociedad.
Son números preocupantes y tristes.
Sin embargo la situación global sigue mejorando -aunque a veces de forma desesperantemente lenta- a la par de mejoras educativas y de universalización de nociones derechos individuales.
Y volviendo a un punto anterior, la esclavitud fue increíblemente improductiva, además de injusta.
Obviamente existió en sociedades donde unos pocos podían salirse aún más con la suya que hoy convenciendo al resto de que sus intereses y “los del país” eran la misma cosa.
Basta calcular el costo de oportunidad de crecimiento en el mundo -reducción global de pobreza, estado original del ser humano- por imponer relaciones ganar-perder (y de las más violentas) a otros.
La alternativa a la esclavitud -o desigualdad de derechos descarada y no reformada y disimulada como hoy- era y es, por supuesto, la libertad.
J.F. Carpio
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