Harari y la “gente que sobra”: por qué no sólo Harari sino también los viejos mercantilistas, Karl Marx, Ayn Rand y el Opus Dei están equivocados sobre la naturaleza y futuro del trabajo

Hoy buscamos el pleno empleo debido al desempleo involuntario. Sin embargo, en un futuro de abundancia y trabajo voluntario, los argumentos mercantilistas, marxistas, randianos, de Lutero y del Opus Dei no tendrán relevancia.

El trabajo está sobrevalorado; no es un fin, sólo es un medio para una buena calidad de vida. El significado de la vida no se encuentra en el trabajo, sino en las artes, la comunidad, la familia, el amor, la ciencia y nuevas actividades que antes eran inaccesibles o simplemente menos accesibles debido a la necesidad de trabajar.

La innovación eliminará el “Welfare State” o estado de bienestar, no como una venganza conservadora (“¡quítenles esos bonos y cheques!”), sino como una evolución natural hacia la abundancia.

Imagina una sociedad donde la clase media burocrática/inútil es reemplazada por gente a la que los robots volverá una especie de “herederos europeos” (los de hoy). No me molestan; que vivan bien y no me molesten. De hecho, tal vez quisiera ser ellos. Los robots nos convertirán en la “clase ociosa” que Veblen imaginaba, pero su preocupación estaba equivocada. No veo el problema en esto.

A medida que los robots asuman más tareas, la economía de mercado simplemente irá reacomodando todo hacia otros oficios, caminos y actividades.

Podemos confiar en los bienes de capital y la innovación mucho más que en los mejores políticos, de todos modos. Cuando los robots produzcan alimentos, las ideologías prácticamente desaparecerán.

En resumen, la automatización y la robótica nos llevarán a una era de abundancia y ocio voluntario, desafiando las viejas concepciones del trabajo y el estado de bienestar. El dinamismo del mercado será crucial en esta transición, permitiendo que las personas se dediquen a actividades creativas y significativas en otros sentidos. Después de todo, el acid test o prueba ácida es si te estorban los herederos. Si otros “tienen que” sufrir para merecer buena calidad de vida. Respóndete eso en el espejo.

El catolicismo está mucho mejor equipado que el protestantismo para lidiar con una nueva relación trabajo-disfrute, dicho sea de paso.

Sea como sea, las antiguas ideologías y fetiches por el trabajo quedarán obsoletos en una nueva era de prosperidad tecnológica.

Un futuro cada vez más abundante y menos politizado

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