En el principio… todos eran pobres.
Luego, hace relativamente muy poco, aparecen las empresas y el panorama cambia radicalmente para una gran porción de la humanidad. Descartada la falacia de que el colonialismo enriquece (las colonias son un peso para el despegue, cuando revisamos los datos), demos paso a la explicación de por qué la empresa privada es el fundamento del bienestar general de una nación y así ha sido para el llamado Primer Mundo y gran parte de Asia. Al contrario de lo que Karl Marx y Adam Smith incorrectamente pensaron, la forma “primitiva” en que se obtenía un ingreso, no era por definición un salario sino una ganancia.
Hacer esta distinción permite apreciar el fundamental papel de las empresas en la creación de riqueza para una nación. Como explica George Reisman, mientras más capitalista sea el sistema económico, más altos son los salarios pagados a los trabajadores con relación a los ingresos por ventas. Los capitalistas no deducen sus ganancias de la “plusvalía nunca entregada” a los trabajadores.
Por el contrario, los trabajadores reciben un salario que es un costo que los capitalistas (empresarios) deben descontar de su ingreso, que en principio sería totalmente ganancia. Para entender esto, imagínese que usted es alfarero. Todo lo que usted obtiene por ventas es ganancia. Para crecer, no le queda otra alternativa que contratar más gente. Pero la ganancia -es decir- la creación de valor y los clientes son producto de su mente y su creatividad.
Es decir, usted no le “roba” la ganancia a su colaborador contratado, si no que usted es responsable por la creación de su salario en primer lugar.
En otras palabras, Marx basó toda su teoría económica sobre una falacia, una gran mentira teórica e histórica. Lo interesante es que con el desarrollo económico capitalista, la división del trabajo aumenta y el recurso humano comienza a ser escaso frente a los otros recursos (naturales y capital) complementarios para cualquier tipo de producción material. Así, se crea una competencia por los trabajadores, escasos frente a la producción creciente. Esta es la única razón, no hay otra, por la cual los salarios aumentan y compran más cada año en un sistema capitalista. En ausencia de depreciación monetaria, cada incremento de productividad vuelve más valioso al recurso humano en relación con el resto de recursos y la gente puede comprar más cada año.
Y en un sistema de libre competencia, mientras más exitosos y ricos sean los capitalistas, más altos serán los salarios con respecto a las ganancias puras. Taiwán, que hace 50 años tenía el mismo nivel de vida de Kenya, ahora tiene un ingreso por habitante 20 veces superior. Y tomando en cuenta que todos nos levantamos por la mañana para producir, ¿no quisiera usted que esas mismas 8-10 horas le permitieran comprar más cada año (o trabajar menos para alcanzar nuestro estilo de vida latino y no tan complicado)?
Tal vez su hijo se haría poeta o filósofo con la lo ahorrado, o un nuevo Marx, quien vivió de herencias y de Engels, su Mecenas, mientras engañaba a media humanidad.
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