Paul Samuelson, autor del tratado de introducción a la Economía más influyente durante muchos años y ganador de un Nobel por algún otro tema, sostenía que un bien público es uno que debido a ser no-rival y no-excluíble/yente tenía que financiarse mediante impuestos (es decir, por la fuerza).
El ejemplo que daba Samuelson era el de un faro en las costas. Dado que se benefician de su existencia todos sin posibilidad de excluirles de orientarse por ellos ayuden o no a financiar el faro (por ende, se iban a sub-producir faros) y a la vez su uso por unos no reducía la posibilidad de uso por parte de otros, debía forzarse a la gente a financiarlos. Para tener bienes públicos había que cobrar impuestos, el faro lo demostraba.
El único problema con esa tesis repetida por décadas y hasta ahora en aulas en toda Latinoamérica es que otro célebre economista (receptor del Nobel e igualmente por otro tema), Ronald Coase, investigó la historia de los faros algunos años después por su cuenta. Es decir, la evidencia. ¿Qué piensan que encontró?
Los faros eran masivamente privados en Europa antes de su captura por el Estado-Nación. Había locales, híbridos y privados. ¿Por qué iba alguien a crear faros si no se puede cobrar por ellos? Porque los muelles y embarcaderos eran privados. Para dar seguridad a sus clientes, los dueños no tenían más remedio que proveer de luz a barcos socios y extraños.
Como la teoría samuelsoniana de los bienes públicos hay decenas de mitos económicos repetidos en aulas de todo grado de prestigio en el mundo. Como decía Henry Stuart Hazlitt, la Economía se halla asediada por sofismas como ninguna otra disciplina.
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