Una mansión de terratenientes como Downton Abbey solo podía sustentarse contablemente mientras los salarios eran bajos como es propio en economías agrarias en grado elevado. Sin embargo, con las ideas de libertad y derechos individuales de la Ilustración Escocesa, se desata la empresarialidad en Inglaterra -lejos de los centros de poder político y cualquier plan gubernamental- y con ella la reinversión constante en nuevas tecnologías ahorradoras de tiempo. Gracias a máquinas y métodos de organización empresarial, quienes se unían a nuevos talleres y fábricas veían sus ingresos aumentar frente a otros oficios. La nueva producción, mayor en volumen y mejor paulatinamente elevaba los salarios.
En términos económicos, la formación de capital elevaba los salarios a nivel agregado y a la vez cambiaba la productividad marginal del salario entre distintas actividades.
Era habitual tener 3 o 4 niveles de jerarquía de servicio doméstico
El trabajo menial o doméstico empezó a volverse prohibitivo. En la serie de TV vemos como temporada a temporada el personal disminuye y la tierra es vendida o puesta a producir más empresarialmente (que rentísticamente como en todo sistema feudal o semifeudal). Eso ocurre en todo país que desarrolla su potencial empresarial: aparecen nuevos oficios y profesiones, cada vez mejor equipados (eso es el capital en resumen, las máquinas y métodos productivos que la empresa aporta) y por tanto el trabajo doméstico -que no implica producción de bienes adicionales sino de mantenimiento de los existentes y apoyo en actividades de consumo– encuentra un porcentaje menor de gente dispuesta a hacerlos. Ya hay mejores oportunidades (empleos más atractivos).
Un mundo elegante pero solo abundante para pocos
Empieza a volverse auténticamente -y no por decreto- prohibitivo contratar gente para esas tareas. Que las familias aristocráticas y terratenientes como los Crawley hayan tenido que tornarse más empresariales, más inversionistas -lo cual vía capital eleva la producción para todos- o simplemente tener que deshacerse de sus tierras hereditarias, ha sido un efecto del proceso empresarial. La mansión histórica es hoy un museo y se sostiene en parte gracias a la serie televisiva.El capitalismo mató a Downton Abbey, el modo de vida generalizado. Sin embargo, gracias al capitalismo tenemos TV, cable, cine, productoras y el tiempo libre para ver una serie producción de tan alto nivel como Downton Abbey.
Una de las cosas que notaremos al verla es que cada vez más de nosotros tenemos una calidad de vida mucho mejor que la de los aristócratas de hace solamente 100 años, salvo en un aspecto que todos modos es cada vez menos relevante gracias a los electrodomésticos que nos trajo también el capitalismo: la de contar con ayuda doméstica.
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